Opinión

Prestación ortoprotésica: renovarla, no matarla

23/06/2012

El público objetivo mayoritario de la prestación ortoprotésica del sistema nacional de salud, las personas con discapacidad y las personas de edad avanzada, hace mucho tiempo que a través de sus organizaciones representativas viene denunciado la absoluta inadecuación de esta prestación sanitaria. Obsolescencia, insuficiencia, inequidad en su dispensación en función del territorio, bajo nivel de calidad, complejidad y falta de transparencia en el acceso, son algunas de las notas más negativas que se han venido formulando cuando se examinaba esta prestación, esencial en todo caso para la autonomía personal y la participación comunitaria de las personas que la precisan. El Libro Blanco de la Prestación Ortoprotésica de 2012, promovido por FEDOP y el CERMI, da buena cuenta de esta realidad tan penosa. 

"Un sistema nacional de salud no puede por más tiempo dejar en el estado de letargo actual, más próximo a la defunción que a la vida, a la prestación ortoprotésica"

La necesidad y hasta la urgencia, pues, de su renovación era más que ostensible. Un sistema nacional de salud que (más nominal que efectivamente) aspira, incluso por mandato legal, a la cohesión y a la calidad, y a la satisfacción de su universo de usuarios, no podía ni puede por más tiempo dejar en el estado de letargo actual, más próximo a la defunción que a la vida, a la prestación ortoprotésica.
 
En esas estábamos todas las partes más directamente concernidas –personas usuarias y sus organizaciones, sector económico, etc.-, cuando el nuevo Gobierno, apremiado por el inexorable recorte de gastos impuesto a todas las cuentas públicas, ha aprobado, sin diálogo ni contraste previos, por la vía de la máxima urgencia, el Real Decreto-ley 16/2012, de 20 de abril, de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del sistema nacional de salud y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones, que ha alterado profundamente el estatuto de la prestación ortoprotésica, entre otras muchas cosas.

"Se ha hecho lo peor que cabe cuando se trata de cambiar, hacerlo improvisadamente, sin programa ni plan, sin reflexión ni debate"

El cambio de regulación era preciso, la adecuación al momento presente y la actualización de la prestación era reclamada a coro por todas las instancias que más tienen que ver con la misma, huelga decirlo, pero el sentido del cambio imprimido por el Gobierno en este Real Decreto-ley, ¿es el acertado? La sensación es justo la contraria, se ha hecho lo peor que cabe cuando se trata de cambiar, hacerlo improvisadamente, sin programa ni plan, sin reflexión ni debate, a impulso de la urgencia del momento, que es la de ahorrar a toda costa, incluso en aquellas esferas, como es la de la prestación ortoprotésica, en la que nos gastábamos, como sistema de salud, realmente poco. Son tiempos en que se quita sobre todo a quien no tiene. Renovarla sí, que era de lo que se trataba, pero no darle muerte.
 
Pero los cambios no acaban aquí. Con una celeridad, que si fuera para bien la dirección del cambio, sería digna del mayor encomio, el ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad ha preparado un real decreto, de desarrollo del Real Decreto-ley en lo que a la prestación ortoprotésica se refiere. Iniciativa normativa, en fase de consultas formales en estos días, que configura los elementos esenciales de la nueva regulación de la prestación, que en el Real Decreto-ley quedaban apuntados en sus líneas generales. Los sectores con más interés objetivo, arrastrados por la fuerza desatada y los apremios de los acontecimientos, trataremos en las semanas próximas de influir para que esa norma reglamentaria salga en los mejores términos posibles, a pesar del enorme condicionamiento de su gestación y su nacimiento. Alguna mejora lograremos, pero es más que dudoso que esta sea la gran oportunidad para hacer lo que debía haberse efectuado de otro modo, a saber: Renovar la prestación ortoprotésica, no matarla.   
 
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